MEMORIA DE LA
SOMBRA
La Memoria de la sombra de un hombre, la humanidad la
soporta; pero la Memoria de la sombra de una mujer, la humanidad la condena con
crueldad.
La verdad, de la dureza de la vida, expresada en la boca
de una mujer es una segura condena social.
La vida de Martha y la de Helena eran perfectas y
apacibles hasta que llegó el día del primer aniversario de la muerte de su
madre, Carmen Azorín. Jamás se
imaginaron que sus vidas serían estremecidas por la última voluntad de su
progenitora.
Carmen Azorín, que había llevado una vida familiar y
pública impoluta, deja sus memorias en
un manuscrito (Memoria de la sombra) para que le llegue a sus hijas un año
después de su muerte. En el texto dejado
está plasmado el infierno que fue su vida.
Al leer Memoria de la sombra, las dos
mujeres se encuentran con los demonios del pasado que saltan sobre ellas para
destruirlas. Su madre se les presenta
como una total desconocida. No pueden
creer la historia contada en el manuscrito.
Las memorias dejadas por su madre les ensombrecen la vida
a tal nivel que ni siquiera podían estar seguras de sus propios nombres. Al final descubren que su progenitora le ha
dejado la mejor enseñanza para que logren la felicidad plena.
Carmen no pudo vivir su vida. La sociedad la hizo vivir otra vida que nunca
eligió.
Al final de sus días decidió que no permitiría que la
misma sociedad que le había arrebatado la vida, le arrebatase las vidas de sus
hijas.
(Publicada en Estados
Unidos de América)
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